Hablemos de vuestra MMP (Mar Menor Running Challenge)

Al final no llovió. Que es lo primero que hay que decir de la Mar Menor Running Challenge, porque los días previos el cielo prometía diluvio y los grupos de WhatsApp de los clubes participantes (el nuestro por lo menos) ardían con la incertidumbre meteorológica. El domingo amaneció con nubes altas, viento del este y ese aire salado que te pega en la cara cuando corres por La Manga (para los que lean esto y no sean de aquí), esa lengua de tierra surrealista que separa el Mediterráneo del Mar Menor.

Cinco del club se plantaron en la salida de los 10K. Y tres de ellos marcaron MMP. Mejor Marca Personal. Esas tres letras mágicas que hacen que un domingo cualquiera se convierta en un domingo memorable. Otros dicen PB (pronúnciese pibí, ya en plan snob total). Personal Best. Pero es lo mismo.

Vale. Hablemos de tu MMP. Tres letras que pueden arruinarte un domingo o hacerte flotar durante una semana. Tres letras que los corredores populares pronunciamos con una mezcla de orgullo y vergüenza, como quien presume de haber acabado una carrera de obstáculos sin caerse pero omite que tardó el doble que el primero.

La cosa funciona así: sales a correr contra ti mismo. Eso es lo que te dicen. «No compitas con los demás, compite contigo mismo». Precioso. Inspirador. Una gilipollez como un piano de grande.

Porque en realidad no estás corriendo contra ti mismo. Estás corriendo a favor de ti mismo. Intentando ser mejor que ayer, mejor que el mes pasado, mejor que ese tú que empezó hace dos años y no aguantaba ni cinco kilómetros sin pararse a vomitar el alma. No es una competición. Es una evolución. Y eso, curiosamente, es mucho más difícil de gestionar.

Cuando compites contra otro, puedes perder y culpar al otro de ser más rápido. Cuando compites contra ti mismo, solo puedes culparte a ti por ser más lento. O peor: por no mejorar. Por estancarte. Por descubrir que los cincuenta años no perdonan y que tu MMP de hace tres años es inalcanzable hoy por mucho que te mates entrenando.

La obsesión con las MMP es lo que separa al corredor ocasional del corredor popular enganchado. El ocasional sale a correr y ya está. El enganchado sale a correr mirando el reloj cada doscientos metros, haciendo cálculos mentales de ritmos parciales, preguntándose si hoy será el día en que baje de los cincuenta minutos en 10K (o de la hora, servidor, que acredita 1:01; y marcó 4:06.19 en maratón, pero el maratón fue hace cuarenta años. Así que a estas alturas es probable que ni pueda considerarse ya la misma persona, porque seguramente han cambiado todas las células de su cuerpo).

Spoiler: casi nunca es el día. Pero algún domingo, sin saber muy bien cómo ni por qué, lo es.

Y ese domingo es peligroso. Porque una vez que bajas la barrera, la barrera se mueve. Ya no son cincuenta minutos. Son cuarenta y nueve. Luego cuarenta y ocho. Luego cuarenta y cinco. Y mientras tanto, Eliud Kipchoge (que se acaba de retirar) hace un maratón en menos de dos horas (pero él llevaba unas zapas diseñadas por la NASA y un ejército de liebres; y tú, bueno, tus Asics o tus Hoka te han costado unas pasta, aunque esperaste al descuento del Black Friday, y tu liebre es tu compi de la camiseta azul del submarino). Pero sigues celebrando haber bajado de cuarenta y siete minutos en 10K como si hubieras descubierto la penicilina.

Pero es que eso es lo bonito. Que tu MMP no tiene nada que ver con los récords olímpicos. Que tus cuarenta y siete minutos valen exactamente lo mismo que los veintisiete de Kipchoge: son tu mejor versión hasta ahora. Y eso, aunque suene a frase de calendario motivacional (o de adviento que tanto se llevan ahora), es verdad.

En La Manga del Mar Menor, en diciembre de 2025, Paola Montijano, Tamara Yepes y Ángel Conesa marcaron MMP en 10K. Tres historias distintas, tres cuerpos distintos, tres edades distintas. Pero los tres con la misma cara de «hostias, lo he hecho» al cruzar la meta. Ángel, que ha inspirado esta parrafada, acabó el año exprimiéndose. Pao y Tamara también. Y los tres sabiendo que la próxima carrera volverán a intentarlo. Porque las MMP son así: adictivas, frustrantes, y la razón por la que seguimos pagando trece euros por correr diez kilómetros un domingo a las nueve de la mañana con frío.

Daniel Sánchez Espejo no hizo MMP. Pero subió al podio. Otra vez. Dani pisa más podios que el salón de su casa, que ya es decir. Tercero en su categoría, con setenta (quién lo diría) y un ritmo que haría llorar a la mitad de treintañeros. Daniel no necesita MMP. Ya hace tiempo que dejó de correr contra sí mismo. Ahora simplemente corre. Y disfruta.

Jorge Hernández tampoco hizo MMP. Pero marcó un tiempazo increíble. Cuarenta y seis minutos cuarenta y ocho segundos. Un ritmo de 4:40 el kilómetro, constante, implacable, de los que te hacen pensar «este tío sabe lo que hace». Jorge no necesitó batir ningún récord personal. Su carrera fue lo suficientemente buena por sí misma. Solo una vez ha corrido más rápido, así que debió correr como si repartieran jamones de bellota en meta. O relojes Garmin. O lo que quiera que motive a un millenial a darlo todo un domingo por la mañana en el asfalto y no un sábado por la noche de marcha.

Y como nunca es tarde porque en internet no hay rotativa esperando, añadimos a José Antonio Téllez, que corrió los 5K de La Manga en 20:04. Vigésimo primero en categoría ABM (absoluta masculina), a un ritmo de 4:00/km. Cuatro minutos exactos por kilómetro. Esos números redondos y perfectos que parecen imposibles hasta que ves el crono. José Antonio cuenta que se arrastró los últimos trescientos metros, que casi tuvo que pararse, que el reloj le marcó un nuevo máximo de pulsaciones. Lo normal cuando vuelas a ese ritmo. ¿Qué esperabas? Pero cuidadín con la patata, eh.

Y mientras tanto, en Madrid, Dani Puyosa corría la Carrera de las Empresas. Ahí no se puede representar al club, pero él estaba. No lo destacamos solo porque su tiempo fuera impresionante —que lo fue—, sino porque es el hijo de la presidenta y hay tráfico de influencias.

Las MMP son eso: pequeñas victorias personales que nadie más que tú entiende, excepto los que piensan en sus propias MMP. Records que no salen en los periódicos. Logros que celebras con una cerveza y que a la semana siguiente ya estás pensando en cómo bajarlos un poco más.

Corres a favor de ti mismo. Y eso, aunque no lo parezca, es mucho más difícil que correr contra cualquier otro.


Resultados Club Maratón Cartagena:

  • Jorge Hernández Marí – 22º M3SM – 46:48
  • Ángel Conesa Sánchez – 23º M4SM – 49:29 (MMP)
  • Paola Montijano – 5º M40F – 51:59 (MMP)
  • Daniel Sánchez Espejo – 3º M6SM – 54:51
  • Tamara Yepes – 6º M3SF – 55:01 (MMP)
  • José Antonio Téllez Almodovar – 21º ABM – 20:04 (5K, ritmo 4:00/km)

Esta crónica está abierta a ampliación. Si alguno de los implicados quiere contar su experiencia, añadir detalles, o simplemente decir que la historia no fue exactamente así, que nos escriba. Aquí ya no hacemos periodismo ficción. Aprendimos la lección con Cuba.

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